martes, 29 de mayo de 2007

Gómez Muñoz, Silvia - La escuela que disoñamos


La escuela que disueño
(parte 1, 2 y 3)


Silvia Gómez Muñoz
maz142857@yahoo.com
Monte Patria, 23 de Junio del 2007


Observo a mis alumnos interesados en realizar el tema propuesto. Me pregunto: ¿cuál es el motivo que les impulsa a realizarlo?

Sentados en los bancos de la plaza de Monte Patria, alegres y parlachines, uno de ellos me entrega una respuesta que da luces a mi interrogante.

"Señorita, ¡es tán grande el pizarrón de esta sala!!!!!! "

Concluyo, entonces, que estos espacios de libertad, dan fuerza e impulsos a sus motivaciones, da libertades que le permiten ensamblar armonías de colores y de líneas sobre el papel de dibujo que el alumno maneja.

Recuerdo mi tarea de disoñar una escuela.

Quiero una escuela donde el Arte sea la gran razón del hacer diario de mis alumnos, donde el cerro cercano se convierta en telón de cine, donde las líneas de los perfiles del edificio escolar permitan conocer la perspectiva, donde la plaza del Pueblo sea un gran taller de esculturas, las transparentes aguas del río sean el taller de pintura y donde pájaros y mariposas den rienda suelta a la libertad de crear sus sueños y sus eperanzas para el mañana.

Estoy hablando de una escuela que empieza en la sala de clases, pero no tiene límites fuera de ella. Esta sala es todo el entorno. Esta sala va más allá de los diarios paisajes de la niñez de mis alumnos.

Esta escuela debe crecer en su entregar aprendizajes recorriendo regiones, cubriendo ai país. Debe darse en todas las latitudes y longitudes de Chile y, porque no decir, del mundo.

¿Cómo se realiza una escuela así?

Debemos recorrer, entonces, las características de nuestro Patria, familias, ancestros, economías, etc. Juzgar sobre lo fundamental y lo innecesario para definir luego un sueño de escuela para los niños, que les permita decir al conocer: ¡Qué grande el pizarrón de esta sala!


La escuela que disueño (parte 2)

Monte Patria, 23 de Junio del 2007

El amplio pizarrón que maravilla los ojos y la imaginación de mis alumnos, es también una pizarra que debemos mirar los profesores para entender que ahí donde está lo que encanta al estudiante debemos buscar la fuente de nuestra relación con los aprendizajes de ellos.

La escuela que disueño, aún la veo centrada en el arte, pero este amplio pizarrón de que les hablo está hoy aquí entre nosotros, desplegado y abierto para que en la gran libertad que nos hemos dado poder imaginar los diversos caminos que nos llevarán a un final que espero cristalice en esplendentes realidades.

Sueño que en el diario hacer de esta escuela, se invita al gran pizarrón de los aprendizajes a todos los actores que la imaginación de un niño puede crear, sumando, además, a profesores, familias y muchos otros. Todos aportando sueños y creaciones que den a los estudiantes oportunidades para crecer.

También creo que esta escuela debe maravillarnos a nosotros, porque en ella pondremos los mejores colores, las mejores expresiones en palabras y gestos, el más adecuado motivo de estudio. Entonces esa escuela llenará las salas de sonrisas y trabajo, llenará los patios y pasillos de niños que viven felices en un lugar que les invita a ser libres, como sus sueños, a volar como sus dragones, a vestirse con ropajes de personajes increíbles y muy, en especial, a dar respuesta a los maestros, que son los grandes actores en el más importante momento de su vida.

Una escuela de libertades, para ser felices ...., ¡esa es la escuela que sueño!.

Invitemos, entonces, a pájaros, mariposas y flores para que a diario se sienten junto a nosotros, los profesores y soñemos que serán ellos los que nos aporten cantos, vuelos, colores, música y perfumes que harán que esta escuela sea la mejor razón del diario vivir de nuestros alumnos.

Verdad
Que es hermoso tener
Una esquela cualquiera
Donde vaciar el alma
Con libertad entera
Como ave que vuela
Ignorados paisajes
Y desconocidas fronteras.


La escuela que disueño (parte 3)


Colegio República de Chile
Monte Patria, 27 de Octubre del 2007

Sigo empecinada en sacar del Gran pizarrón de mis paisajes de colores, las innovaciones que faciliten y hagan realidad los aprendizajes en el diario trabajo escolar.

En una esquina de este gran pizarrón observo el vuelo alborotado de dos mariposas que discuten, una por ganar espacio para observar la nueva representación que un grupo de elementos de geometría están por iniciar. Y, por otro lado, la verde mariposa insiste en que deben asistir a un análisis de los ejes fundamentales de su trabajo en Lenguaje y Comunicación.

La discusión cesa cuando un triángulo isósceles espigado ocupa un espacio en mi gran pizarrón. Estoy iniciando un desarrollo de los sueños de clases que, aunque cuando no son de mi competencia, puedo disoñar en mi soñada escuela. La Matemática viste de colores, se entreveran números, formas y espacios en una policromía que desgrana verdades y seguramente postulados que los alumnos recordarán cuando la sala de clases sea para tomar temas inherentes a esta ciencia. (¡Espero que Manuel [Zuleta] no se asombre de esta audacia!).

Intento decir que no sólo Matemática sea cine, música, baile o dramatizaciones, también los otros espacios que la culturización dei hombre necesita enseñar a las generaciones jóvenes, para sostener y mejorar la vida adulta de todos.

Necesito trabajar en esta veta pedagógica para potenciar el enfoque artístico del curriculum, buscando en el gran espacio donde se hace educación, profesores que planteen creadoras innovaciones para el logro de aprendizajes y haciendo sintonía con las increíbles capacidades creativas de los estudiantes.

El alumno que vio soldar un riel en ia calle, decía:

"¡Vengan a ver que lindo!
¡En medio de la calle ha caido una estreila!
Y un hombre enmascarado,
por ver que tiene adentro, se está quemando en ella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida profesora,me encantó todo lo de la escuela que disoñamos, y más la poesía El hombre que suelda el riel, esta me la enseñó mi profesor de toda mi enseñanza básica, desde primer año, en esa pequeña escuela, que en su tiempofué una estación de trenes,hasta octavo año básico, fueron ocho años maravillosos, creo que nunca mas el Sr. Zuleta ha tenido alumnos de primer año básico, hasta octavo, solo cinco alumnos tubimos ese previlegio,Wilson, Homero,Luis Adaros,Mario Gómez y yo.
Recurdo las clases de música que algunas veces nos hizo, epecialmente cuando cantabamos la canción Tres blancos lirios, creo qué se llamaba así, nunca a nadie más se le he escuchado.
Bueno, querida profesora, siempre estaré agradecido por tus enseñanzas de Artes, Historia,Música y la formacion como persona.