miércoles, 23 de mayo de 2007

López de Maturana, Desirèe - Mi experiencia en el PRIMA

Lo que el PRIMA ha significado educacionalmente para mí.

Desirèe López de Maturana Luna
dlopezdematurana@junji.cl
La Serena, 09 de Junio del 2007

Por lo general, cuando pienso en como se han ido sucediendo los acontecimientos en los distintos ámbitos de mi vida, no puedo dejar de reparar en la siguiente paradoja: llevaba ya en Santiago 11 años, tiempo que había dedicado profesionalmente a la Junta Nacional de Jardines Infantiles, y, junto con ello, obviamente, había construido todo tipo de redes de relaciones sociales en esta ciudad; en Julio de 1994 decido, de manera taxativa, volverme a La Serena; los consejos para que no me viniera obedecían a lógica de que si ya había salido del contexto provincial (léase pueblerino, sin mayores horizontes), y estaba ya tanto tiempo en la capital, no podía venir a enterrarme nuevamente a La Serena. Como mi decisión era irrevocable, renuncié a los 11 años de trabajo y me vine igual, casi a la aventura. Estando ya en La Serena, fui invitada por Carlos y Silvia a participar en el PRIMA, para mi hasta ese momento, una experiencia nueva, que a poco andar, se volvió un compromiso a todo nivel; profesional, personal y afectivo, que me obligaba a pensar y a soñar en realizar trabajos que atravesaran las fronteras nacionales abriéndose una ventana gigante desde este "pueblo" al mundo.

La primera pasantía que organizamos fue a Venezuela; para ello, trabajamos arduamente, poniendo al servicio del Programa todas nuestras fortalezas, nuestros conocimientos, el acceso a materiales, habilidades, contactos, etc.

Pero había que juntar dinero, porque el espíritu del PRIMA era la gestión de recursos, es así como, entre otras acciones, vendimos café y té a los profesores que, por el año 1997, se capacitaban en la reforma educacional (NB1 y NB2). Estar detrás de un mesón sirviendo, nos hacía ya aprender, la humildad y el servicio, puesto que no pocas veces, nos trataban mal nuestros mismos colegas en capacitación.

También nos permitió escuchar a los profesores en contextos informales (mientras se tomaban el té) y nos percatamos de tremendas confusiones que tenían y lo más lamentable, ya casi terminaba la capacitación; todo era aprendizaje. Escuchar a estos profesores que no le encontraban el sentido profundo que tenía la reforma (estemos de acuerdo o no) y la crítica liviana, me llevó en lo particular a mirarme en espejo y nuevamente mirarme como integrante PRIMA. ¿Qué se esperaba de nosotros?, lo que se esperaba no era menor: ser buenos profesores, en el amplio sentido del concepto, puesto que el aspecto metodológico y pedagógico, no es más que una consecuencia de cómo vemos la vida y la convivencia. ¡Qué paciencia! no siempre estábamos de acuerdo, pero ya han pasado 10 años y me doy cuenta de que, más allá de la pasantía, generamos lazos afectivos profundos y duraderos con los profes PRIMA.

Agradezco a todos y especialmente a Carlos por haber depositado su confianza en mi trabajo.

Representar a nuestro país en el extranjero, exige un empoderamiento profesional y eso también perdura.